Homo Sapiens: Are We a Monogamous Species?

In order for the process of hominization to continue, with its prolonged and extreme period of juvenile defencelessness, it was necessary, or at least convenient, for males to more actively participate in the care of females and offspring. This necessity, together with the abrupt loss of hominid sexual dimorphism starting with Homo ergaster (more than 1.5 million years ago) suggests to the authors that our ancestor’s sexuality might have evolved around the same time from an earlier state of polygamy to monogamy. Taking into consideration our meagre dimorphism, small relative testicular size, and interest for living in partnerships, monogamy may still persist in modern Homo sapiens. This theory would allow for new perspectives regarding the complex suite of enigmatic emotions have plagued modern humans since our beginnings

The Monogamy Gene Could Also Act in Humans

Research has revealed that genetic variations in the human gene AVPR1A affect the disposition and aptitude of individuals to live in a relationship. Thus the activity of this gene could influence the quality of marital relationships and very likely our emotional inclinations

El gen de la monogamia podría actuar también en humanos

Una investigación realizada en humanos ha desvelado la existencia de ciertas variantes genéticas en la conformación del gen AVPR1A que se traducirían en una mayor o menor disposición y aptitud hacia la vida en pareja. Eso significa que la actividad de ese gen influiría en la calidad de la vida conyugal y muy probablemente interferiría en la orientación de nuestro mundo afectivo

El origen de la célula eucariota

Las conjugaciones totales de una célula Hfr pueden dar lugar a diploidismos y los autores se preguntan si no pudo participar uno de esos procesos en el origen del núcleo eucariota. Es verdad que esas conjugaciones totales son excepcionales, y los diploidismos que producen transitorios, pero al menos se presentan espontáneamente en la naturaleza, cosa que no ocurre con las fusiones bacterianas del canibalismo bacteriano o hipersexo de Margulis. Y el problema de aceptar que hubo al menos un caso (el que originó la primera célula diploide), en que la bacteria receptora respetó, e integró, el ADN transferido, es el mismo en ambas teorías. En cambio, las ventajas de implicar a una conjugación en la aparición del núcleo eucariota, es que permitiría explicar, de manera comprensible, la tendencia a reponer el diploidismo tras la primera meiosis. Y en cierto modo, la persistencia de ese método de intercambio genético en los ciliados, podría considerarse como un argumento a favor de esa participación